sábado, 16 de junio de 2012

                ALGO QUEDO DE MI, EN EUSKADI. (I)

PROLOGO
                 Sirva este relato, como pequeño homenaje a tantos hombres y mujeres que durante años sirvieron como Escoltas Privados en el País Vasco. Como refuerzos y en colaboración de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Vaya para ellos también mi reconocimiento, Para los que ya no están, para los que sufrieron, en propia persona y para los que están día a día, en cumplimiento de su deber. Por que aunque seamos de otros lugares. Algo ha quedado de nosotros en esas tierras.



RELATO ( I )

                 De nuevo me encuentro en estas tierras del norte, donde tantos amigos quedaron en el camino, y tantos recuerdos han quedado grabados en mi mente. paseando por la ribera, calándome de aromas, de sensaciones, de recuerdos,  y de fina lluvia o txirimiri como gustan decir por aquí.

                 En este trance de recuerdos, una voz familiar llamo mi atención, mi amigo Luis!. compañero de tantas y tantas horas, de duros días de trabajo, perdidos en los bellos parajes del país vasco, pero que por aquellos entonces no podíamos disfrutar, por la naturaleza de nuestro trabajo.

                  Luis al igual que yo, llego al país vasco por el 2000, llegábamos ilusionados y conscientes de que nuestro trabajo allí no gozaba de muchas simpatías, por parte de alguna gente intransigente y desde luego nada razonable. Que defendían sus razones, con miedo, sangre y sufrimiento de una gran parte de la gente noble que tienen constituidas allí sus raíces.

                 Con nuestras titulaciones como escoltas privados, llegamos con el ímpetu de realizar una buena labor, ademas de un buen trabajo. No nos podíamos imaginar lo que allí nos esperaba.

                 Luis, me dio un abrazo enorme, nos emocionamos de vernos después de tanto tiempo, teníamos muchas cosas que contar y recordar, así es que tomamos camino de las siete calles, para acompañar nuestra charla con unos riojas y unos pintxos.

                 Desde hacia al menos un año que no hablaba con el, entonces se encontraba perdido, casi rendido ante la vida, Luis tuvo que pre-jubilarse por enfermedad, quizás causada por el exceso de horas de trabajo, tensión, stress y circunstancias personales. Siempre había sido extrovertido, activo y desde luego no era ni la sombra del que yo conocí.

                Pero ahora note en el cierto halo de ilusión, de ganas de vivir la vida de nuevo, fue lo primero que le pregunte. Se me acerco al oído y, como si estuviéramos en un confesionario, me susurro, es que estoy enamorado. No pude por menos que echar una sonora carcajada. Le dije, siempre has sido muy romántico y seguí sonriendo. Luis era un ser muy profundo, muy reflexivo. era ante todo una gran persona.
                Continuo diciéndome, no te rías, es en serio y creo que ahora si, que es la persona que esperaba encontrar. Me dijo que era especial, que tenían complicidad, que era maravillosa. que....

                 Tuve que frenarle, realmente empezaba a ser el Luis que conocí aquella tarde de febrero en las oficinas de la Empresa que nos contrato.
                 Recuerdo que como perdidos, andábamos buscando la sede de la Empresa, y cuando conseguimos encontrarla y pasamos al despacho del jefe. Nos dio una dirección, un arma, munición, con toda su documentación, y nos dijo empezáis a las 16:00 h.

                  Teníamos aun reciente, las imagenes  en los informativos, del atentado de ETA en enero del 2000 contra el Teniente Pedro Antonio Blanco en Madrid. Ciudad de la que procedíamos los dos.

                  Empezaba un poco la psicosis, nos veíamos, recién llegados, con un arma en la cintura y con la premisa de tener que proteger a una persona, fue en ese momento, cuando nos dirigíamos a la dirección que nos había dado la empresa, que era el domicilio de un concejal, de un pueblecito cerca de Bilbao. Cuando nos dimos cuenta de la magnitud de nuestra responsabilidad, de donde estábamos realmente, de la indefension y el desconocimiento que teníamos. De repente Luis me dijo, " majo ya estamos en zona de guerra, las orejitas y e olfato tiesos" de nuevo conseguía arrancarme una sonrisa, sacándome de los miedos que ya se estaban instalando en mi mente.




               
                                                                                                                        .................



No hay comentarios:

Publicar un comentario